Había un rincón en mi casa que hace rato me miraba con cara de "péscame". 
Y si, solitario, con un tubo con bajada de agua...y pensé: "Aquí puede resultar algo bonito".
Con todo el respeto que me merecen los esforzados maestros albañiles me dije: "No puede ser tan difícil" y teniendo a mano unos cuantos ladrillos, otro poco de cemento, otro tanto de arena me di a la tarea de buscar en internet la forma de hacer mezcla y me puse manos a la obra.


Primero los presenté sobre la cerámica para ver como quedaría, la posición, el largo...y procedí a pegarlos.


No es tan difícil pero cansa, por eso mi homenaje a los maestros albañiles.



Luego pegué cerámicas que habían sobrado del suelo, luego el fragüe y....
Las plantas hicieron lo suyo invadiendo el macetero y el muro de su encanto y de su verde y abundante presencia.
Y yo felíz.

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