Me demoré menos de 10 días (más demoré en sacar las fotos), pero he terminado mi primera incursión en el ámbito de los pequeños mundos.
Lo primero fue este jardín de hadas que ha sido hecho especialmente para mi Palomita que ya se empina por los 11 meses.
Pusimos el jardín en el espacio que da justo en el descanso de la escalera que da al segundo piso de La Casa del Castor. Bajamos la escala con la Palomi y de a poco el mundo mágico y maravilloso de las hadas nos van llenando de su encanto.
Es curioso como hasta en los jardines más pequeños podemos encontrar que habitan seres maravillosos.
He aquí como sorprendí esta casita con sus sillas de tronco y si se asoman un poco más verán una camita con almohada y todo en el segundo nivel a la que sus habitantes suben por unas escaleras de ramitas.


Dicen que por las noches las hadas encienden las luces y se reúnen a compartir chismes y enseñarse nuevos cantos.
Escuchamos caer el agua en la fuente, también cómo corre la corriente en el lecho del río de aguas turquesa mientras un hada toca su flauta sobre el tronco que atraviesa el bosque. La misma que más tarde sube a su columpio de flores y visita la casa de los duendes.


Quise poner muchas cosas más...puentes colgantes, pozos, muebles de troncos, caídas de agua...pero me faltó espacio.
Dejaremos las ideas que quedaron guardadas para llevarlas al jardín real, fuera de la casa entre los árboles y las enredaderas.
Lo haremos este verano cuando ya la Palomita esté caminando y me ayude a recolectar ella misma piedritas, ramas y hojas. Lo único malo de este proyecto es que se me pudrió la calabaza, jeje... y tan linda que nos había quedado con su ventana redonda y su puerta de maderos.
Pero ya iremos investigando y aprendiendo de los errores.
Por ahora así lo dejamos.

El Jardín de hadas ha sido hecho con materiales naturales, piedras, hojas bellas, cortezas, ramas y frutos que fui recogiendo de diversos lugares.
Espero les guste.