Esta silla de paja llegó a mis manos en muy malas condiciones, le faltaba un brazo y la paja comenzaba a desarmarse.
En ocasiones es un verdadero desafío contribuir en volver a la vida y en todo su esplendor a estos pequeños objetos que han sido construido por manos artesanas y que han tenido una vida noble y útil.
A veces pienso que es tan fácil volver a iluminarlos y regresarlos a su humilde vida de servicio.
Entonces pusimos algo de pegamento a la paja, la pinté enteramente de blanco, le hice un bonito cojin a cuadros rojos con vuelitos por todos lados e intenté (pues si de algo no sé es de pintura) una decoración al estilo de los muebles campesinos del Tirol o de Austria o de Los Alpes quizá...
No sé como se llama ese tipo de pintura decorativa pero la encuentro hermosa.
La silla quedó muy linda.
La señorita Palomi se sienta en ella a leer sus cuentos o a comerse una naranjita.
Muy bonita pues obvio, como todo lo que le ponga pino y condimento, ni a la Diosa Minerva le habría quedado mejor.
ResponderEliminarHola, no sabes de pintura? pero si te quedó hermosa.
ResponderEliminarSaludos
Se ve maravillosa, te felicito.
ResponderEliminarCariños,
Titi
Que bonita silla, cuando era chiquita tenia una casi igual, solo que roja, chauuu hasta pronto. Chany.-
ResponderEliminarLindo trabajo. :)
ResponderEliminary paloma que sueno..hija mujer, te envidio un poco :(
besos,
petra